Y QUE LAS PLUMAS PACATAS BUFEN

Lionel Messi no necesita gambetear a seis jugadores, cuando millones de argentinos se llenaban de
tensión, de incertidumbre por el cero a cero con México, ya en el segundo tiempo. Lio
recibe en tres cuartos de cancha y con un latigazo de zurda, vence la estirada-muy
buena- de Ochoa, la pelota besa la red del costado del palo izquierdo, y Lionel Messi es
la llave para abrir el partido, vencer al equipo del Tata Martino, y sumar tres puntos
clave.
Ya con los Países Bajos, recibe otra vez en tres cuartos, va hacia su derecha, y un pase
magistral, deja a Nahuel Molina en condiciones de abrir el partido, y el lateral cumple.
Luego con tiro suave, y usando la cintura, da gato por liebre al arquero, y de penal, en el
segundo tiempo, el mejor de los nuestros, marca el 2-0. Pero aquí sucede lo disruptivo,
cuando retorna a la mitad de la cancha, tras el festejo, realiza un hermoso topo gigo,
riquelmeano, contra el banco de suplentes.
Recuerdo que ese gesto vi como lo realizaba Juan Román Riquelme al ex presidente de
la Nación, y presidente de aquel entonces de Boca Juniors, Mauricio Macri. (8 de abril
de 2001, en el Superclásico Boca 3-River 0)
Pero volvamos, Messi se lo “in your face” a Edgar Davis, a Louis Van Gaal, y a todos
los suplentes holandeses. Parece que los gestos contra el poder, contra los que ejercen la
supremacía, los gestos fieros del sur para el norte, son el disgusto de los diarios
hegemónicos, y de cierta opinión pública pacata que exige moderación. De cómo
semejante irreverencia, de cómo el diez perdió la línea, de gestos vulgares, y
bla…bla…bla. A propósito de eso hablar de vulgaridad en Messi, es bastante torpe,
errado, casi ridículo, por parte de la prensa.
Paso por estas líneas para decir que el Messi eficiente, que transforma en oro cualquier
acción de juego, lo conocemos, a mí me gustó este, el del topo gigo, el que protesta, y el
que se anima a pelearse con un de los gigantes holandeses -Wut Weghorst-), el
irreverente que exclama, ¡Andá pa allá, ¡qué mirás bobo! Me gusta que la periferia le
conteste al centro, y no se quede mudo. El mutismo de la corrección política, nos hace
mucho daño, los buenos modales que exigen los poderosos, es el acto de genuflexión,
que parece esperar la prensa argentina. El centro europeo puede bastardear, y nosotros
como caballeros sureños darles la mano, esa es la mansedumbre que proponen. Pero,
Messi, les hizo el topo gigo y después los peleó, no sólo fue su zurda, sino su dimensión
maradoniana, no sólo los goles concretos, sino lo simbólico. Las plumas pacatas del
diario mitrista, critican, cuestionan, desde este lado festejamos al Messi que abandona la
massía, y se mete en el barro, en la orilla rosarina, en el hondo bajo fondo donde todo se
subleva. Allí aparece en toda su dimensión. Messi, el sublevado, y ¡que las plumas
pacatas bufen!

MATIAS J. ESCOT. Quilmeño y futbolero. Docente en historia en escuelas públicas y
privadas. Editor de Cultura del medio web Entre Nos Social Info.

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