(En “El caño más bello del mundo”, que es un extraordinario libro del escritor y periodista Diego Tomasi, hay un texto del Indio Solari dedicado a Juan Román Riquelme. Ese texto y ese libro se pueden leer cualquier día para disfrutar y para aprender. Y, tal vez, se pueden leer un poco más en las horas en las que Solari, emblemático músico y poeta argentino, cumple 75 años)

Román ha sido, de todos los jugadores que vi, el que más me ha hecho disfrutar del fútbol. Sabe, de manera natural, como es el juego todo (cosa poco frecuente) y posee una técnica exquisita y elegante que le permite valorar esa ventaja. Su visión periférica le hace fácil elegir, en un instante, el mejor circuito para que su equipo saque provecho. Cuando se hace del balón lo protege con su cuerpo de manera casi invulnerable a la espera de buscar el momento para burlar a sus marcadores.

Creo además (y esto sin tener acceso a la intimidad del vestuario) que es uno de los últimos jugadores que conducen su vida deportiva respetando códigos articulados por la honestidad y el respeto.

Podría seguir elogiándolo con gusto, pero me detengo aquí para no incomodar su pudor.

Gracias, Román.

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