Las fuerzas armadas y el poder desmesurado vuelven a ser parte de la historia de la Argentina. Las voluntades impuestas por el poder real para lograr sus objetivos y a su vez para acallar los gritos de los más necesitados se hacen moneda corriente en esta dictadura blanda del neoliberalismo.


La marcha de las hinchadas del futbol argentino en apoyo a los jubilados que vienen siendo apaleados y gaseados semana tras semana no fue la excepción. La convocatoria fue para este miércoles a las 17 hs en la plaza de los dos congresos y los gases lacrimógenos, las balas de goma y los hidrantes con pintura no faltaron a la “fiesta” de los represores.


La batalla cultural que quieren ganar para invisibilizar los desfalcos económicos, la entrega del país, la destrucción del Estado para que ningún argentino que no sean los millonarios que manejan la vida de todos reciba ni una migaja. Dicho esto, está claro que quisieron instalar que los que iban a respaldar a los jubilados eran barras bravas.


Antes de la hora pautada para la marcha los carros hidrantes comenzaron con la agresión a los simpatizantes que comenzaron a colmar la plaza y las calles Rivadavia e Yrigoyen. Mientras el twitero Milei busca la manera de robar miles de millones de dólares en otro préstamo del FMI, a las 17 en punto como los ingleses de su ídola Margaret Thatcher las balas y los gases hicieron su entrada triunfal.
La distancia que dispusieron en esta oportunidad no les dio margen de error ya que las piedras que intentaban detener el accionar de estos animales con sed de sangre, hablamos de los policías claramente, no llegaban a destino.


El intento de lograr un cuerpo a cuerpo con los uniformados nunca tuvo éxito. Como en los ’70 otra vez se volvió a escuchar un grito que vociferaron todos quienes habían perdido su futuro con el corralito. En esta oportunidad tambien se gritó “que se vayan todos, que no quede ni uno solo” pero no es solo por los ahorros, es por la dignidad de vida, es por el derecho a la protesta, es por los puestos de trabajo que se perdieron, es por Bahía Blanca, es por los incendios de la Patagonia, es por la salud y la educación pública, es por todos nosotros.

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