Mentira que la fiesta de Marruecos frente a España es un asombro. Ya lo contó el filósofo francés Michel Foucault, que no pateaba penales pero abundaba en puntería para otras cosas: “Donde hay poder hay resistencia”.

Mentira, además, que la fiesta de Marruecos frente a España volara los papeles anunciados para Qatar. Ya lo contó el novelista estadounidense William Borroughs, más reconocible como voz de la Generación Beat que como una de las gargantas de los hijos y de las hijas de norafricanos que celebran en miles de rincones de la propia España: “En general la resistencia está en manos de aventureros que se proponen superar y desplazar a los jefes actuales”.

Mentira, claro que sí, que la fiesta de Marruecos frente a España carezca de lógica. Ya lo contó, bastante más que poeta, el Indio Solari, que no ejerció de arquero épico como el Bono marroquí pero sí de emblema de épicas populares: “Más de una vez me escuché decir/ que en la resistencia está/ todo el hidalgo valor de la vida”.

Mentira, comprobadísima mentira, que la fiesta de Marruecos frente a España no posea una tesis de fondo. Ya lo contó el maestro de los maestros Vicente Zito Lema, quizás autor de esa tesis, entre los versos de belleza que labró para ser eternos: “Seamos honestos: ser o no ser es hoy resistir”.

Verdad: Marruecos resistió. Ya lo contó la escritora Almudena Grandes, española pero tan universal y universalista que hubiera comprendido cada sonrisa marroquí: “La felicidad era también una manera de resistir”. Supieron ella, Foucault, Burroughs, el Indio y Zito Lema como saben hace rato Marruecos, el Mundial y el mundo que, a veces, vivir es resistir y que, también a veces, resistir es resistir y después de resistir viene la fiesta. 

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