1) Honoré de Balzac escribió todas las novelas que un hombre puede escribir sin mencionar ni una sola vez al fútbol, pero no se crean, qué crack, qué crack, se las arregló igual para dedicarle una línea a alguien de su Francia en el Mundial de Qatar: “Elegancia es la ciencia de no hacer nada igual que los demás, pareciendo que se hace todo de la misma manera que ellos”.

2) Gustave Flaubert narró las emociones básicas que vuelven gente a la gente en una suma de libros en los que no le destinó ningún apunte al fútbol, pero no se crean, qué crack, qué crack, se las ingenio igual para pincelar en una línea a alguien de su Francia en el Mundial de Qatar: “El estilo es la vida y la sangre misma del pensamiento”.

3) Moliere puso al teatro por encima del teatro y lo ubicó al servicio de las emociones de montones de individuos en una colección de obras extraordinarias que, aun siendo extraordinarias, carecen de fútbol, pero no se crean, qué crack, qué crack, se las rebuscó igual para describir en una línea a alguien de su Francia en el Mundial de Qatar en una oración: “Cuanto mayor es un obstáculo, más gloria hay en superarlo”.

4) Coco Chanel definió los usos y los desusos de miles y miles de personas en el planeta desde su condición de rectora de la moda sin ocuparse en los desfiles de las estéticas pasadas y futuras de las canchas, pero no se crean, qué crack, qué crack, se las compuso igual para resumir en una línea a alguien de su Francia en el Mundial de Qatar en una oración: “Las modas pasan, sólo el estilo permanece”.

5) A Balzac, a Flaubert, a Moliere y a Chanel les quedó el arte a tiempo y el Mundial de Qatar a destiempo, pero no se crean, qué cracks, qué cracks, qué cracks de Francia que, mucho antes de Antoine Griezmann -rival de Argentina en la final, pero eso no cambia nada-, supieron contar, qué crack, qué crack, a Antoine Griezmann.

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