Siempre

1) Ustedes, gentes descreídas, andan reiterando que Bob Dylan baló eso de “Que tu canción sea siempre cantada” desentendido de los mundiales de fútbol y sólo para entonar la posibilidad de ser siempre joven. Pero no.

2) Ustedes, gentes descreídas, repiten que Juan Gelman tituló a uno de sus poemas “Siempre la poesía” distraído de los mundiales de fútbol y para hablar de ciertos libros, o del arte que brota en flor cuando un verso descubre cómo caminar con otro versos. Pero no.

3) Ustedes, gente descreídas, aseguran que Liliana Bodoc le añadió hermosura a sus hermosas páginas al escribir eso de “Hay vientos que arrasan pero siempre llega el tiempo de abrir las ventanas” desligada de los mundiales de fútbol y para traslucir que la vida incluye muchas derrotas que no por ser derrotas son definitivas. Pero no.

4) Ustedes, gentes decreídas, proclaman que Julio Cortázar anotó “Todo siempre dura un poco más de lo que debería” muy lejos de los mundiales y atento a los vaivenes sin argumentos que modelan la perdurabilidad encatadora de algunas cosas. Pero no.

5) Ustedes, gentes descreídas, recitan que Antonio Machado concibió su “Hoy es siempre todavía” disociado de los mundiales de fútbol y para que la historia de las brevedades bellas tenga una brevedad aún más bella. Pero no.

6) Ustedes, gentes descreídas que a partir de ahora se volverán gente que cree, merecen saber que Dylan, Gelman, Bodoc, Cortázar y Machado escribieron tan bonito sobre lo que es sin fin, sobre la eternidad específica de algunas maravillas, sobre la necesidad profunda de decir, volver a decir y luego sentir la palabra “siempre”, muy concentrados en el fútbol que vendría y en los mundiales que vendrían, sobre todo porque intuían que, algunas veces, la humanidad podría convencerse de que los grandísimos jugadores que empiezan a acumular almanaques se convertirán sólo en porciones de un pasado espléndido. Pero no. Pero no. Pero no. Mientras haya memoria de lo mejor de las canchas, Luka Modric jugará para siempre.