DIEGO ARMANDO DE NOSOTROS (A dos años de tu partida…)
Extraño tu gambeta indescifrable,
el gesto intimidante de tu enfado
y aquella rebeldía insobornable
que acaso fue el mejor de tus pecados.
Extraño las sortijas de tu pelo,
la mueca de tu lengua entre los dientes,
el vuelo de tus pies a ras del suelo
y el trueno de tu voz por los urgentes.
Extraño el sarcasmo en tu mirada,
la zurda tan absurda y vanidosa,
tu boca lanzallamas que incendiaba
la frase repentina y luminosa.
Extraño tus arengas inflamables,
tus tripas retobadas en un grito,
tu tranco retacón y petulante
y el puño desafiando al infinito.
Extraño tus diatribas y blasfemias,
las partes de tu cuerpo malheridas,
aquél tobillo todo a la miseria
y el corazón latiendo en carne viva.
Extraño tu fastidio en el naufragio,
tu boca balbuceante y temblorosa
y en la pesada cruz de ese calvario
tus lágrimas brotando caudalosas.
Te extraño, Diego Armando de nosotros,
nosotros, esos otros sin talento,
nosotros, los que estamos todos rotos
y andamos por la vida con lo puesto.
Te extraño y te encuentro en las paredes,
paredes que no olvidan lo que hiciste,
paredes que parecen preguntarse
a qué otro planeta te nos fuiste.
Walter Saavedra