¿Puede la Selección Argentina superar la instancia de cuartos de final en Qatar 2022?
¡Claro que puede! Se trata de un equipo con buen funcionamiento, una buena cuota de talento individual y un futbolista –Messi- que habiendo perdido algo de velocidad aún impone un enorme respeto desde la sabiduría futbolera que demuestra en cada juego.
Dicho esto, ¿cómo vamos a evaluar una derrota en caso de suceder? No es una pregunta más ni es algo irrelevante.
Estamos ante un ciclo que renovó el plantel, que consiguió un rendimiento y un aplomo que no se conseguía desde hace, al menos, ocho años, que proyectó futbolistas, que logró identificación con el público.
El ciclo Scaloni ya sería un éxito aún perdiendo ante Países Bajos. Más aún, este gil que firma se atreve a afirmar que ya sería un éxito aunque no hubiera coronado en la Copa América del año pasado. Por lo dicho en el párrafo anterior en primer lugar. Pero también porque ya va siendo hora de juzgar mirando el resultado. Va siendo hora de comprender que se comete una injusticia con la selección del 98 porque si entraba la de Bati que reventó el palo la historia hubiera sido diferente.
Se comete una injusticia con la de 2002 porque Bielsa dejó una base de convencidos respecto de las ideas de trabajo, concepto y proceso que estamos disfrutando hoy. Los integrantes del cuerpo técnico argentino han pasado por las manos de Bielsa y Pekerman.
Se comete una injusticia con la selección de 2006, que quedó eliminada con el local, que era Alemania, y por penales. ¿Se puede hablar de fracaso tras empatar con Alemania en su país? Seamos buenos…
Más aún, se comete una injusticia con la selección de Diego en 2010, un equipo que ganó sus tres encuentros en fase de grupos, que superó a México y que cayó –otra vez- a manos de Alemania. “Pero perdió 4 a 0” dicen los analistas del diario del lunes… Si, claro. Pero hasta que no entendamos que el resultado es un accidente, que recibir un gol tan tempranero como el de aquel día cambia los partidos y que perder se puede perder siempre, no vamos a ser capaces de ser justos en el análisis.
“Importa el camino” le escuché decir a Pablo Aimar hace pocos días, algo que les dijo Marcelo Bielsa, según el propio Payasito explicaba. Algo de eso hay. Importa el camino porque es lo único que ciertamente se puede elegir y no tiene nada de accidental. Un gol, una derrota, una victoria, una clasificación o una elminación pueden ser producto del más puro azar. La elección de un camino, la convicción tras de una idea, jamás. Ese será el legado de Lionel Scaloni, Pablo Aimar, Walter Samuel y Roberto Ayala, integrantes del cuerpo técnico argentino. Ese será el legado de una estupenda generación de futbolistas liderada por Lionel Messi que asumió una forma de liderazgo que impone lo colectivo por sobre el lucimiento individual. Algo que favorece e impulsa lo único verdaderamente importante que el fútbol puede ofrecer: que muchos pibes y pibas aprehendan que si algo nos salvará será un profundo sentido de la realización colectiva.
Que así sea.
Si nuestra Selección gana, festejemos. Si pierde, aplaudamos sin escapar de la tristeza que nos embargará. Pero en cualquier caso celebremos ese rara avis que significa para la Argentina la senda comunitaria que propone este grupo de futbolistas y entrenadores.